23/4/13

Microrrelatos

                              Yo, Una flor


Como cada año llegó a visitarme.

La temperatura subió y era agradable asomarse a primera hora de la mañana para ver los rayos del Sol. Algunas nubes nos cubrían y dejaban caer sus gotas refrescantes.

¡Cómo me gusta que todos los años me visite la primavera! 

Rafael Bautista Linde,  2º E





                           Curro y su dinero infinito

Un chico llamado Curro era inmensamente rico. Cada vez que consultaba el saldo de su cuenta bancaria veía que su dinero crecía de diez en diez millones. Era tan rico que cada vez que iba al centro comercial de compras no era capaz de gastar ni la cuarta parte de su dinero.
Entonces, decidió comprar una cadena de hoteles e islas en el Caribe y su dinero en lugar de gastarse crecía cada vez más.
Al final, decidió que todo el dinero que a él no le hacía falta lo donaría a una ONG y así él vivió feliz e hizo muy feliz a muchas familias.

                             Andrés Bulnes del Pino, 2º E



El Reloj de Agua

Perseguida por tres libélulas enormes, el gigante alcanzó el centro del laberinto, donde encontró otro ser como él.
Tan sediento estaba que sumergió cansadamente su cabeza en las aguas del reloj milenario y bebió sin ganas.
Al ser más rápida la última gota que el gigante, el tiempo se paró para siempre.



                                                                                 Angelina Cabot Prieto, 2º D




Gracias

No le veía tan feliz desde antes de aquel desgraciado día.
 Me decía “ Ulises, Ulises, ven aquí”. Esas palabras trajeron imágenes a mi mente de mi amigo Sainclair pidiéndome ayuda desde el suelo. Al llamarme, fui corriendo a su encuentro. Esta vez no eran palabras desesperadas sino felices, porque su vida había estado al borde de la muerte pero se había salvado gracias a mi ayuda.

 María Campos Díaz, 2º E




El perro

En el más recóndito paraje del bosque Releulle el perro que todos llevamos dentro, buscaba el camino de regreso a casa. El perro va herido por los zarzales, ha sido abandonado al borde de la cuneta. Es de pelambre duro, su lengua inerte colgando de color rosa chicle, sucio temblando se da cuenta de que es libre y feliz.


                                                                 Gabriel del Pino  Coffey, 2º D




Un sueño en la niebla

No hace muchos años, en un pueblo de Italia, un joven de 22 años llamado Nicolás se despertó una mañana más temprano de lo que solía.
Al salir de casa entró dentro de una espesa niebla, la calle estaba oscura y solo se oía un gato maullar junto a él. Nicolás se quedó paralizado al darse cuenta de que los únicos habitantes del pueblo eran el gato y él.
Al cabo de unos diez minutos empezó a correr por todos lados iluminándose gracias a los brillantes ojos del gato. Se golpeó contra un poste de la luz y se despertó.

Al abrir los ojos se dio cuenta de que todo había sido un sueño.


                                                         Sara Delgado Espinosa, 2º E



Un cambio de rutina


Era por la mañana y Benito estaba harto de hacer siempre lo mismo. Comer, ir al colegio, volver a comer, hacer los deberes y dormir.
Así que decidió no ir ese día al colegio y cambiar su rutina. Como no se presentó en el colegio lo dieron por perdido. Lo buscaron pero no lo encontraron. Como lo dieron por perdido no podía volver a ser visto o lo encerrarían por delito.

Así que decidió estar escondido el resto de su vida.


                                                                              Alicia García López, 2º D


El Secuestro

Érase una vez  una niña que le encantaba salir pero siempre iba sola y por calles solitarias. Un día que estaba distraída la empujaron dentro de un coche. Estaba confusa, y no sabía quienes podían ser ni por qué hacían aquello.

La encerraron en un zulo, no sabía donde estaba ni qué hacia allí, estuvo en el zulo tres semanas en las que su familia y amigos no pararon de buscarla; ella, mientras tanto, no paraba de pensar en cómo escaparse hasta que un día vio un agujero y lo intentó.

Al final pudo salir y fue a pedir ayuda. Un policía amigo de su familia se encontró con ella y todos fueron felices
   
                                                                   África Herencia Benítez, 2º D



El Fantasma


En una noche de tormenta, salí de la cama a beber agua; cuando abrí el frigorífico salió un fantasma con un vaso de agua en la cabeza. Pegué un grito y me fui corriendo a la cama. Estando metida en la cama, el fantasma vino corriendo hacia mí. Habló conmigo y me convenció de que me quería ayudar. Nos caímos bien y dormimos juntos todas las noches.


                                                                            Laura Monclava Pérez, 2º E
La noche oscura

Me encontraba solo en casa cuando escuché un ruido que me puso la piel de gallina y sentí un escalofrío.
      
Para intentar calmarme bebí de un trago una copa de ron. No me sentó bien y perdí el control de mi mismo.

Sin darme cuenta, amanecí dentro de un pozo oscuro.


                                                                                 Luis Alejandro Montenegro, 2º E


Los Abuelos

  Cuando desperté en aquel lugar frívolo y excéntrico me asusté un poco porque no había nadie conmigo. Me encontraba en una especie de habitación vieja y amarillenta que debió ser de color blanco en otros tiempos. Allí había una cama como las de la cárcel, un armario antiquísimo de color marrón oscuro y una puerta de madera. Me dispuse a abrir la puerta pero algo pasaba, estaba atascada. Intenté pedir socorro y nadie vino en mi ayuda. Empecé a golpear la puerta y una voz que me decía “no te acerques a la puerta”; al oír esto, mi abuela terminó la historia que nos estaba contando y me di cuenta de que me había metido tanto en el relato que pensaba que ocurría de verdad.


                                                                      Miguel Pérez Ojeda, 2º D


La noche más fría

Estaba en mi casa solo, muerto de frío. Sentí un ruido escalofriante fuera, en la cuadra. Cogí mi escopeta y salí pero no vi a nadie. Entré de nuevo en casa y al abrir la puerta del dormitorio me pusieron un revolver en la cabeza. El asesino me dijo “Tú fuiste quien me pegó ayer”. Apretó el gatillo y disparó.
          
Me desperté de la pesadilla y ya no tenía nada.


                                                             Antonio Jesús Rubiano Barraquero, 2º E